«¿Por qué quieres vivir tantos años?» El otro día, varias personas me preguntaron eso y creo que la respuesta es sencilla: «Aunque soy consciente de que vivir tanto implica decir adiós a muchas personas bonitas, animales maravillosos y lugares inolvidables porque morirán antes que yo, prefiero agradecer el tiempo que me han regalado, que irme de este mundo ahora y perderme esa fortuna. Si me marcho ahora de este mundo, todos esos regalos que tengo o que tienen que llegar, no los podré disfrutar, ni verlos crecer, ni partir, ni ver cuántas formas maravillosas tiene la vida de mostrarme toda su grandeza. Nada tiene más valor para mí, que el tiempo y lo que hacemos con ello. Sería un sacrilegio no vivir tanto y no permitirme el lujo de contemplarlo. ¡Queda mucho por hacer, por cambiar y por construir!
Si que es verdad, que quiero vivir tanto porque sé la responsabilidad que conlleva y es cuidarme mucho, ya que eso será clave para poder agradecer con una clara conciencia cada decisión tomada a lo largo de mi camino. Además, quiero poder mirar sin distracción a todo lo que me acompaña (animales, naturaleza, personas…) y ya sabemos, que en un siglo como este donde los ojos están en la tecnología, poner atención a una vida real, es un privilegio.
Cada etapa muestra una parte de nosotros mismos que desconocemos y eso solo se puede ver, con el tiempo y… Vivo.
Me encontré con ese deseo cuando supe que iba a responsabilizarme completamente de mi destino y en esa elección supe, que el autocuidado era innegociable.
«Prefiero vivir en la oscuridad de la noche contemplando y buscando estrellas, que morirme y perderme el regalo de contemplarlas, agradecerlas y buscarlas. Realmente, cuando te acostumbras a la penumbra y al caos, ver luces, se vuelve, tremendamente fácil, porque brillan tanto que solo pueden, brindarte serenidad.»