Autocuidado: el precio de la pereza... La baja calidad

Autocuidado: el precio de la pereza... La baja calidad

Yo antes, por perezosa, cómoda, miedosa y vaga no iba a sitios a buscar algo bueno o no me esforzaba por encontrar algo extraordinario. Me conformaba. Tuve que recurrir a mi valioso inconformismo para decidir que no quería baja calidad, que mis exigencias iban en la misma línea que todo lo que trabajo a diario y que cada decisión iba a vincularme a un movimiento, el cual, de manera inevitable me alejaría de la pereza. Y ese fue un gran reto y un gran viaje, porque quien busca, encuentra, mueve y consigue.

Es una gran prueba la pereza, porque cada día te enfrentas a tu propio cansancio, a jornadas que te quitan toda la energía, o a días de descanso que no te has dado pero la pereza puede llevarte a anular toda esa calidad y será en ese desafío donde deberás decidir a qué das energía y a que no. Son las decisiones diarias las que harán que dejes de ser perezoso o perezosa y hagan que asciendas a la alta calidad o a la baja.

Cara a tu futuro, ¿qué calidad quieres? ¿Estarás dispuesto/a a moverte y a dejar la pereza o seguirás casado/a con ella?

Al final de tu vida, en tu vejez, ¿querrás sentirte orgulloso/a de haber sacado lo mejor de ti para esa calidad o querrás lamentarte por no haberlo intentado?

Yo lo tengo claro, ¿y tú? Luego, no te quejes si tu calidad es baja... uno siempre tiene la posibilidad de decidir otra cosa. ¿Qué vas a decidir tú?

Regresar al blog

Deja un comentario

Ten en cuenta que los comentarios deben aprobarse antes de que se publiquen.